Falso, este mito tiene su origen en campañas de mercadotecnia de la década de 1970. En realidad empleamos la totalidad del cerebro para funciones diversas y complementarias, unas consientes y otras conscientes. El error de interpretación de muchas personas es suponer que mientras la parte consiente, que constituye un 10% o 20%, se encuentra trabajando, el resto esta inactiva, lo cual no es verdad pues hay un sinnúmero de actividades al interior del organismo que son reguladas por nuestro cerebro.
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